Soporte mineral y el cubo cervecero

Escrito por Marcos Ragoni

27 febrero, 2020

Hay un concepto que me parece muy interesante con respecto al aporte del agua a la cerveza que se llama “Beer structure” o “Mineral structure” y que yo traduciría como “Soporte mineral”. Lo que me parece interesante es que da una idea del aporte de los minerales disueltos en el agua de proceso en general, como un todo, más allá de las cuentas y de la contribución que tenga cada uno al producto terminado.

¿Y a qué se refiere este concepto del soporte mineral? Bueno, como parámetro objetivo, podemos mencionar principalmente a la cantidad de sólidos disueltos totales que contiene el agua (TDS) y según la bibliografía que encontré, algunos autores principalmente norteamericanos, consideran como:

  • Bajo:          0 a 50 ppm
  • Medio:     50 – 100 ppm
  • Alto:         100 – 150 ppm
  • Problemático: >150 ppm

¿Y a que se refiere este concepto del soporte mineral? Bueno, como parámetro objetivo, podemos mencionar principalmente a la cantidad de sólidos disueltos totales que contiene el agua (TDS).

Y acá viene el primer cuestionamiento que me permito hacer. En la bibliografía califican de problemático un valor de TDS>150 ¿¡Problemáticos TDS >150?! No lo creo, estamos hablando del agua de la mayor parte de la República Argentina y hasta donde entiendo de muchos lugares de Latino América. Hay que prestarle atención, claro, pero no es un problema, es tratar el agua.

En mi experiencia, la forma más clara donde vi la influencia del soporte mineral (y la mejor forma de transmitir lo que entiendo por soporte mineral), es el ejemplo de la producción de una misma cerveza en mi ciudad natal (San Andrés de Giles, provincia de Buenos Aires, a 100 km de CABA) y luego en CABA. El agua en Giles es una típica agua de los acuíferos Pampa o Puelche, una gran (graaaan) alcalinidad, dureza no tan pronunciada, Sulfatos y cloruros medio-altos y Sodio por las nubes que me suelen dar TDS de 600 para arriba, mientras que el agua de CABA, como sabemos, no tiene nada, o tiene muy poquito de cada cosa y no suele tener TDS >150. Hacer la misma cerveza, solo cambiando el agua, (aunque se modifique en ambos casos) da dos productos con algunas diferencias sutiles y otras no tanto. Claro que debo confesar que creo que dentro de este concepto se confunde también otra cosa que siempre sostengo, sobre la que no tengo pruebas pero tampoco dudas: las aguas de alto TDS tienen también mayor cantidad de elementos en trazas que pueden tener efectos como micronutrientes, modificadores de la percepción de sabores, etc., y que se eliminan al pasar por filtros de ósmosis inversa (OI), por lo que siempre recomiendo no usar agua de OI pura sin mezclar con el agua de red. Pero eso es tema de otro artículo…

Lo interesante de esto es el concepto, más allá de los parámetros que lo definen, el soporte mineral es una idea de la complejidad que aporta el agua a la cerveza, de cuánto soporte aporta para respaldar los sabores de la cerveza, es el ejemplo de una comida muy condimentada o poco condimentada. Los fideos que me hacía yo mismo en mis primeros años de estudiante en Buenos Aires, estaban muy bien, tenían sal, alguna vez pimienta, algo de manteca y queso, pero esos mismos fideos el fin de semana, condimentados por mi tía tenían otra complejidad, otra mezcla de sabores, otro “soporte mineral” si se me permite la analogía nostálgica familiar.  

Otra forma de entender la idea es con la obvia reflexión de la relación SO42-/Cl que, como todos y todas sabemos, es un parámetro importante para la definición del balance seco/lupulado a maltoso/dulce. No es lo mismo 40/10 (relación 4 a 1) que 400/100 (relación 4 a 1 también).

Hay un paper donde John Palmer usa este concepto para armar lo que es el objetivo de este artículo: El cubo cervecero[1] (traducción mía de “Brew Cube”) que no es ni más ni menos que una forma visual de ubicar el tipo de cerveza que queremos producir y hacerte una idea, a grandes rasgos, de los tratamientos a los que habrá que someter al agua.

Si bien no me parece lo mejor para realizar un tratamiento del agua como corresponde, es un buen punto de partida cuando no nos animamos a hacer un tratamiento más completo y detallado.

El cubo cervecero

Así, si definimos que el estilo de cerveza que queremos producir es una cerveza rubia, balanceada y de una complejidad media, nos vamos a parar sobre estos parámetros en el cubo y nos movemos por la hilera que corresponde y vamos a ver que el agua que vamos a necesitar va tener que estar en valores cercanos a 0 de alcalinidad residual, 1:1 el índice SO42-/Cl y cerca de 100 ppm de Calcio.

Hasta acá, una muy interesante aproximación al agua que vamos a utilizar para un determinado estilo de cerveza. Pero para quienes hacemos cerveza con aguas de una gran parte de la república argentina y, hasta donde entiendo, gran parte de Latinoamérica, esto nos plantea un problema que la complica un poco.

El cubo cervecero ampliado

Todos los cerveceros y cerveceras que traten de pensar un tratamiento de agua y tengan la suerte de estar utilizando agua de los acuíferos Pampa, Puelche o guaraní (junto con algunas otras fuentes de agua en el Noroeste Argentino, que desconozco), se van a encontrar con aguas de Alcalinidades muy altas (arriba de 400 ppm como mínimo), durezas moderadas a bajas (Calcios <50 ppm con Magnesios <10 ppm), TDS > 600 ppm (con valores hasta 1.300 hemos visto en nuestro laboratorio), y valores de Sulfatos y cloruros que pueden estar en cualquier parte entre 20 y 350 ppm según el punto de extracción.

Claramente, eso nos pone en un problema para utilizar el cubo cervecero, por lo que propongo la modificación que se ve en la imagen de la izquierda.

Esto genera que, aquellos/as cerveceros/as que por el análisis fisicoquímico de su agua ingrese dentro de alguno de los casilleros agregados (TDS >300 o alcalinidad residual >250) vamos a tener que hacer un paso previo para empezar a pensar un tratamiento de agua. 

Es decir, vamos a tener un agua de red -que agua tal cual sale de la canilla (o del filtro de carbón activado)-, el agua pre-proceso -que es el agua con ese tratamiento previo que nos “mete” dentro del cubo cervecero-, y el agua de proceso o tratada -que es el agua que utilizamos para realizar el estilo que diseñamos en el equipo que tenemos-.

De esta manera, podemos utilizar el cubo para definir, en función de la cerveza que estemos diseñando, una modificación del agua para que entre dentro del cubo y una modificación a groso modo para ver en qué parte del cubo dejamos a nuestra agua que estaba en el cubo ampliado.

Por supuesto que esto no es una solución definitiva para el tratamiento del agua en una cervecería, pero claramente puede ayudar cuando el cervecero no sabe bien cómo tratarla ya que es algo un poco más avanzado que “le echo un poco de Sulfato de Calcio, mas o menos”. Usando este cubo, con sus modificaciones si es necesario, estaremos al menos en el rango que nuestra cerveza requiere.

 

¡Salud!

 

[1] Sept 2018 J. Palmer “Putting brewing water adjustment in perspective” MBAA TQ vol55, nro 2 pp39-45

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